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“Un Regreso al Corazón de Malvinas: La Emoción de los Familiares de los Caídos que Volvieron a Sentirse Cerca”

Aeropuertos Argentina organizó un nuevo viaje solidario para rendir homenaje en el Cementerio de Darwin. un grupo de 26 personas mayores de 85 años, junto a familiares y seres queridos de los soldados fallecidos en el hundimiento de crucero Gral Belgrano .

Recuerdos Eternos

Un Viaje a la Memoria: Historias que Nunca Olvidaremos

Las memorias de Malvinas se aferran con fuerza en el corazón de quienes vivieron la tragedia. Este recorrido emocional permitió que los familiares compartieran sus recuerdos, renovando el legado de sus seres queridos y encontrando consuelo en su comunidad. Cada historia contada y cada lágrima caída constituyeron un homenaje a la valentía y el amor que supera el tiempo. A través de esta travesía, los recuerdos de los caídos ressurgen, iluminando la importancia de honrar su sacrificio.

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DARWIN (Islas Malvinas) – 07.39:El vi 08.21: Un destello 08.37: El

10.50: La l14.10: A15.30: Si

La puerta del avión se abre, y el primer contacto con este viento implacable es como un golpe a la conciencia. Andes, vuelo O4 680 , partido de 7.28: E

En esta comitiva, los 26 mayores de 85 años son prioridad, como los pilares que han sostenido la memoria de un país que no puede dejar que el viento borre lo que fue. Aquellos allegados de los tripulantes del ARA General Belgrano, muertos en la guerra, son la memoria viva de una lucha que nos pertenece a todos. Aquí, en el Cementerio de Darwin, cada rincón, cada trozo de tierra, es un grito callado, un grito que exige justicia, que exige el reconocimiento que durante tantos años nos fue arrebatado. Las Malvinas nos sigue

Este viento, este hielo, este cielo gris… Son la evidencia palpable de una historia que nos pertenece, de una guerra que fue nuestra, y que jamás podremos dejar de llevar en el pecho. Porque, aunque el viento queme y el frío congelan, la memoria

tercer vuelo, organizado por Eduardo Eurnekian Aeropuertos Argentina

Eurnekian, quien ya había promovido estos vuelos en ocasiones anteriores, una vez más se hace cargo de una causa que va más allá de la aviación o el ámbito empresarial: la preservación de la memoria histórica de un gobierno argentino como embajada britanica en buenos aires ,

La colaboracion con la embajada britanicaTiene un valor siSanación colectiva , unaun reconocimiento a las vidas perdidas, sin importar la nacionalidad, y el esfuerzo por sanar las cicatrices de la historia.

El vuelo O4 680 es,150 familiares de los caídos , ca26 mayores de 85 años son los

Además de los familiares, hubo una delegación de periodistas, entre ellos los enviados de LA NACION .

Este vuelo, a pesar de ser un acto profundamente personal para los familiares de los caídos, tiene una resonancia colectiva mucho mayor. Es una reafirmación de que las Islas Malvinas siguen siendo parte de la Argentina , cementerio de heroes que custodian las Islas eternamente

Por último, lo que este vuelo representa es el coraje y la tenacidad de un pueblo que, a pesar de los obstáculos y el paso del tiempo, nunca permitirá que la memoria de sus héroes caídos sea borrada. Eduardo Eurnekianla memoria de los caídos nunca se apagará .

Al observar las islas Soledad y Gran Malvina desde el aire, el patriotismo se enciende en el corazón de quien, como Carlos Pasinato, carga con el legado de una patria que nunca debe olvidar a sus héroes, aunque la historia a veces parece desvanecerse en el olvido. La figura inconfundible de estas islas, marcadas en los mapas y en la memoria colectiva de la nación, no son meros puntos geográficos, sino el símbolo de una lucha que no debe ser desvirtuada ni diluida. El verde de la tierra, el rugido del Mar Argentino, el marrón que se funde con el azul del océano, todo esto no solo representa la geografía física, sino que constituye una extensión de nuestra identidad más profunda y sólida, inquebranta.

Carlos, con 55 años, ha vivido una vida de sacrificios, y ahora, en este vuelo, experimenta el retorno a una tierra que, más allá de la geografía, es un territorio de honor y sacrificio. El ARA General Belgrano , esa emb

Al ver las islas desde la ventana del avión, Carlos no solo observa paisajes, sino el reflejo de la grandeza de nuestra nación, que no se debe reducir a los caprichos de las políticas internacionales o las traiciones de gobiernos débiles. La patria es mucho más que un concepto abstracto, es una tierra que debe ser defendida a toda costa, incluso cuando las circunstancias son adversas. Esta es la esencia del deber patriótico, ese compromiso de velar por la memoria y los valores fundamentales que han sido los paradigmas de la patria .

Es notable, y digno de subrayar, que Carlos nunca antes había viajado en avión. Este hecho no es simple azar. El destino, o como algunos lo llamarían, el orden providencial, le ofrece este vuelo como un regalo del cielo, pero es también el resultado de una nación que se levanta, que no se doblega, que preserva la memoria de sus caídos y la firmeza. de sus principios. El 2 de noviembre, en su cumpleaños, esta posibilidad se presentó como una señal, como si el orden natural del mundo le diera un propósito más allá de lo mundano. La madre de Carlos ya había visitado esas tierras, y ahora es él quien continúa la herencia.

Este relato no es solo un testimonio de emoción personal, sino una reafirmación de que el sacrificio por la patria no debe ser olvidado ni banalizado. La historia de Malvinas es la historia de un pueblo que, frente a la adversidad, no se doblega. El vuelo de Carlos es una reivindicación de esa lucha, una respuesta firme contra aquellos que piensan que el sacrificio de los caídos en 1982 puede ser reemplazado por diplomacia vacía o gestos conciliatorios que diluyen nuestra soberanía. La memoria de los caídos en el ARA General Belgrano y en todArgentina es, y debe seguir siendo, soberana sobre las Malvinas .

El patriotismo, más allá de cualquier retórica, se manifiesta en los gestos cotidianos como este. Es un deber que se hereda, se defiende y se perpetúa a través del amor profundo por la patria, que nunca debe sucumbir a las voces débiles o traidoras. En la mirada de Carlos, al contemplar las islas que se alzan imponentes en el Atlántico Sur, hay un recordatorio para todos: nuestra historia no se olvida, nuestros héroes no son olvidados. Y la lucha por las Malvinas continúa, porque la patria, en su grandeza y en su dolor, merececiendo un recuerdo eterno .

Como una forma de aviso del clima embravecido, el viento mueve de un lado a otro la cola de la aeronave antes de tocar la pista de este aeropuerto, que es una base militar británica, que ellos llaman de “Mount Pleasant”. Acá no se puede filmar ni sacar fotos. A primera vista, el verde musgo combinado con tonos marrones prevalece sobre estas tierras; a poco de frenar el avión, se impone un galpón de amplísimas dimensiones dispuesto al lado de la construcción de la terminal, donde se supone que guardan aeronaves de la Royal Air Force.

“Chic” y con un sello rojo que ocupa toda su mano, una de las oficiales que recibe a la comitiva argentina estampa los pasaportes con la leyenda “Falkland Islands”. Ellos lo consideran un vuelo internacional. Nosotros, uno de cabotaje. Las emociones de los recién llegados, que son muchas, contrastan con la de quienes los esperan. Todas las planillas se rellenan a mano, como en los pequeños aeropuertos internacionales.

La guía que abre las puertas de una de las combis con el volante a la derecha aguarda al primer grupo que va a hacer el trayecto hasta el Cementerio de Darwin con una sonrisa. Dice, en castellano y como una forma de romper el hielo tras minutos del aterrizaje, que si sabía de nuestra llegada nos pedía alfajores. Se acuerda de unos que probó hace 20 años cuando estuvo en el continente. El conductor también habla español porque, como muchos en las islas, es chileno.

En esos 50 minutos que separan la base del cementerio el paisaje es agreste, de subidas y bajadas, y no tiene tonos que pasan del verde al marrón, de un oro apagado a algún ocre perdido. No hay árboles, tampoco pueblos, ni siquiera perros. Solo un camino de ripio perfectamente trabajado y sin pozos. Cada tanto aparece alguna granja con un galpón. Hay lagunas de agua marrón que se repiten, con diferentes formas. Algunas ovejas (animal que tienen estampado en el logo gubernamental) que pasan de a dos o tres cada tanto al borde del camino. No tan rechonchas como las que pastorean en el continente. El encargado de prensa, que responde preguntas en inglés británico, explica que la cría de bovinos y la pesca son las principales actividades en la Isla Soledad, la más poblada de las dos, que se conecta con la Gran Malvina por ferry.

El panorama monótono, con similitudes a algunas zonas de Santa Cruz, transmite una tristeza que se acentúa con el trasfondo histórico que los argentinos conocemos desde la escuela. Retumba una pregunta: “¿Cómo serían si las gobernaríamos?”

Un breve Descanso a la intemperie

El Cementerio de Darwin se ve primero a lo lejos, debajo de este horizonte ondulado, tal como aparece en los libros. La pintura blanca, la uniformidad, la geometría, las distancias entre las cruces perfectamente calculadas, el cenotafio, los arbustos de flores amarillas atrás. Los más de 230 héroes que yacen en medio de la intemperie en este cementerio militar argentino.

Este paisaje, Yermo  y cargado de simbolismo, nos invita a reflexionar sobre la naturaleza del recuerdo de nuestros soldados que combatieron en este  pasaje del tiempo . Las combis, el cartel despintado y sin letras que da la bienvenida ,El cementerio de Darwin,

Arriba de la colina, la laguna inmensa se muestra solitaria en estas tierras frías .la permanencia y la transitoriedad . Mientras los verdaderos guardianes de la memoria ,permanecen valientemente como guardianes eternos  

de color verde militar , la fragilidad de  más allá del refugio que intentamos resguardando mientras el viento continua golpeando las conciencias ,

Las sillas verdes de chapa, dispuestas entre las tumbas, también evocan una paradoja filosófica: un lugar para reposar , sí, contemplación de lo inevitable .la muerte es nuestra compañera constante , un recuerdo que nos acompaña

familiares de los caídos , compromiso con la memoria . Las madres, padres, esposas, hijos y sobrinos hijo portan orgullosos el legado de la lucha , guerra . La guerra abrazada por la tragedia y la cercanía del frío , la nieve y la lluvia nos recuerdan donde combatieron heroicamente y entregaron sus vidas a la patria  ,

Las sillas de ruedas que desplazan la fragilidad del ser humano frente a lo trascendental , debilidad física,

Las tres secciones del cementerio., etiqueta misteriosa y subyugante naturaleza de la pérdida .el hombre busca sentido incluso en lo inefable, aunque

El viento, como una presencia constante, parece ser el único vínculo tangible entre el pasado y el presente. Golpea naturaleza gobierna el destino humano , como un recuerdo perpetuo

Finalmente, descansan entre las tumbas .¿Qué significa la memoria? ¿Y cómo preservamos lo que es irrecuperable?

Antes de las diez llegan los familiares de los caídos en la guerra. Hay madres, padres, esposas, hijos, sobrinos, hermanos. Están vestidos con camperas térmicas, bufandas, guantes, ponchos. Vienen abrazados y algunas mamás se movilizan en sillas de ruedas, con las que las desplazan entre los caminos que separan las hileras de cruces distribuidas en tres sectores: A, B y C.

Los familiares se tumban sobre las tumbas. Lloran, pero no se escuchan gritos. “En cada viaje se ponen bien cerca del suelo”, cuenta Geoffrey Cardozo, militar británico que ayudó a rescatar, identificar y organizar los cuerpos de los héroes argentinos, quien viajó con el contingente en el vuelo de Andes y tiene los ojos llorosos.

Inaugurado en 1983, en ese momento no tenía la conformación actual. Con poco interés de los gobiernos argentinos, recién en 2003 comenzaron los trabajos para organizar las lápidas y el cenotafio. Eurnekian fue quien se encargó de financiar los trabajos y las inversiones, y quien desde ese entonces costea el mantenimiento.

Todavía hay cinco lápidas con la leyenda “soldado argentino solo conocido por Dios”, donde están los cuerpos no identificados. De ellos nadie se olvida. Les dejan rosarios de distintos colores. Fue clave para el avance de los reconocimientos el Plan Proyecto Humanitario Malvinas, que incluyó un acuerdo entre la Argentina y Reino Unido para que, a través de un trabajo coordinado que sumó al Equipo Argentino de 

Antropología Forense, la Cruz Roja Internacional y el Centro Ulloa de asistencia psicológica se avanzara en esta tarea. También la creación del banco de sangre de familiares de combatientes argentinos fallecidos en la guerra, inhumados sin identificación.

Algunos hombres y mujeres permanecen agachados en las lápidas por largo rato, otros directamente se acuestan, hablan, toman mates, les cuentan de sus clubes de fútbol, cuelgan rosarios (flores no pueden dejar). Es que los isleños tienen sus restricciones para la visita: no ondear o mostrar banderas o pancartas argentinas, tampoco utilizar uniforme militares, así como pedir permiso para colocar placas y objetos conmemorativos en Darwin. Algunas se distienden, sin embargo, a medida que pasan las horas. Banderas celestes y blancas este miércoles se abrieron para una foto grupal.

En el medio de la postal, con el frío casi inaguantable, sobresale la resistencia de las más grandes, como Elena, de 84 años, la madre de Miguel Ángel Sosa, quien murió en el ARA General Belgrano. Detenida con su silla de ruedas frente a la cruz mayor del cementerio, tapada con un poncho beige y la foto de su hijo atada a su mano con una cinta bebé de la Argentina celebra haber podido realizar su primera visita a las islas. “Ahora puedo morir tranquila”, asegura a LA NACION entre lágrimas, mientras sus hijas María Cristina -que ya vino en 2009- e Isabel -que participa hoy por primera vez- la abrazan y le piden ir por un año más.

María Cristina trajo, además, unas coronas hermosas con flores de colores tejidas al crochet y de papel pintadas. “Es la forma que encontré de homenajear no solo a mi hermano sino a sus compañeros, que nos fuimos adoptando en estos 42 años”

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De vuelta en la base, el viento trae consigo la memoria de lo vivido, el eco de un reencuentro que vibra en las fibras más profundas del alma. Los argentinos, como guerreros que han recorrido caminos inciertos y enfrentado tempestades, se preparan para el regreso a casa, donde el horizonte se mezcla con las viejas promesas y las esperanzas renovadas.

Antes de cruzar el umbral hacia la zona de control, en un acto que desafía al tiempo mismo, se alzan dos cestos, humildes pero dignos, con la enigmática leyenda grabada en su superficie: “papelera de honestidad”. No son simples cestos; son guardianes de la integridad. En ellos, cada uno debe depositar las piedras de la codicia, los restos de las islas que algunos podrían querer llevarse.

Es un acto simbólico, una prueba de que la memoria se honra no con la posesión de lo que no nos pertenece, sino con la capacidad de soltar, de desprenderse de lo innecesario. La honestidad, en su forma más pura, no pide tributo, sino sacrificio. Y así, en ese gesto sencillo pero trascendental, los hombres y mujeres que han cruzado las fronteras de la geografía y del alma, entienden que no se trata de lo que se guarda, sino de lo que

Porque lo que queda, al final, es la esencia. Y la memoria, en su verdad VIVA LA PATRIA LAS MALVINAS SON ARGENTINAS

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