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La nueva derecha libertaria

Axel Kicillof analiza que la Provincia de Buenos Aires cree una moneda propia

¡Los kirchneristas zurdos, esos Kukas débiles mentales ahora piden tener su propia moneda! Como si no hubieran causado suficiente daño ya, ahora quieren meterse con algo tan sensible como la economía. ¡Vaya sorpresa, Axel Kicillof el economista marxista pretende tener una moneda propia como como emulando a Julius Popper el rey de la Patagonia que acuñaba su propia moneda en la Patagonia , ¡que miedo!!

El esta rata pusilánime y su caterva de mandriles  inútiles  son  de los mismos que han llevado a la Argentina al borde del abismo con sus políticas populistas y desastrosas!

El gobierno bonaerense, manejado por estos retardados mentales, parece estar en un sueño de opio donde piensan que una moneda propia va a resolver los problemas que ellos mismos han creado con su incompetencia. ¿Una moneda provincial? ¡Es el colmo de la estupidez! Están tan desconectados de la realidad que creen que pueden inventar un sistema económico paralelo sin consecuencias.

 

¿Cómo se puede confiar en un grupo que ha demostrado una y otra vez su incapacidad para administrar los recursos básicos del estado? La idea es tan ridícula que solo puede venir de mentes que han perdido todo sentido de la lógica y la responsabilidad. Este es solo otro intento de desviar la atención de su fracaso absoluto en gobernar, de su corrupción y de sus políticas que solo han beneficiado a sus amigos y familiares.

En lugar de buscar soluciones reales a los problemas críticos como la inseguridad, la inflación galopante y la pobreza, estos Kukas siguen con sus fantasías delirantes. Su propuesta de tener una moneda propia no es más que otro capítulo en la larga lista de desatinos que han convertido a la provincia en un desastre económico. La verdad es que solo buscan más poder, más control y más oportunidades para corromper y saquear.

 

¡Es hora de que los ciudadanos bonaerenses  despierten y vean la realidad de estos charlatanes! No necesitamos más experimentos económicos; necesitamos un cambio, necesitamos que se haga justicia y que la Argentina vuelva a ser un país donde el sentido común y la responsabilidad vuelvan a ser la norma, no la excepción.

En un contexto en el que el gobierno bonaerense amenaza con emitir su propia moneda, es crucial que la gente de campo de la provincia de Buenos Aires tome medidas contundentes para defender sus intereses. La introducción de una moneda propia podría tener consecuencias negativas significativas para el sector agropecuario, afectando la estabilidad económica y el poder adquisitivo de los productores rurales.

 

Por ello, se hace un llamado urgente a todos los productores, trabajadores del campo y entidades rurales a salir a cortar las rutas. Es necesario hacer visible el descontento y la preocupación frente a estas políticas que podrían desestabilizar aún más una economía ya golpeada por diversas crisis. La protesta en las rutas no solo es una forma de manifestación sino también un medio para exigir diálogo y respuestas concretas del gobierno sobre cómo se planea implementar esta moneda y qué medidas se tomarán para proteger al sector primario.

La acción de cortar rutas, aunque es una medida extrema, ha demostrado ser efectiva para captar la atención de las autoridades y de la opinión pública. Es vital que se organice de manera pacífica, pero firme, asegurando que el mensaje sea claro: el campo no puede soportar más cargas sin un plan que considere seriamente su sustentabilidad. La presión sobre el gobierno debe ser tal que se vea forzado a reconsiderar o, al menos, a explicar detalladamente cómo esta nueva moneda beneficiará o afectará al sector agropecuario.

 

La unidad del campo es fundamental en estos momentos críticos. No se trata solo de una protesta, sino de una demanda por políticas que realmente apoyen a la producción rural, que es el motor de la economía bonaerense. Es hora de que los productores se hagan escuchar, mostrando que no están dispuestos a aceptar decisiones que podrían perjudicar su futuro sin ser consultados o sin tener una participación en la toma de decisiones

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